Como levadura en masa

Buceando por la página de la antigua ALCD, me he encontrado este texto, que necesitaba recordar.

“¿Qué nos corresponde entonces? Corresponde pasar del plano de las ideas al de la acción. Es muy complicado buscar a gente, mucho más en el mundo real, pero, ¿qué otro medio tenemos? Si nos tomamos en serio esta opción política, ¿vamos a dejarnos achantar por un mundo reducido a un mosaico de partidos y filiales, vamos a dejar que nos acomplejen las teorías políticas dominantes, acaso pensamos que todo esto son veleidades? No lo creo para nada.”

Ésta es la primera parte de la crónica de lo que aconteció ayer en el primer encuentro entre los integrantes de la alcd en Sevilla.

Tras los prolegómenos de una mañana magnífica en Sevilla, tomo mi bicicleta y salgo a la calle, concentrado en mis sentimientos, rumbo al Horno del Porvenir donde habíamos quedado. El trayecto se hace breve y rápidamente llego al lugar acordado, a la hora fijada. Abro la puerta y encuentro en mitad del salón a Francisco, tal y como me lo imaginaba, hojeando su periódico y al tiempo levantando la vista, tratando de encontrar entre los parroquianos al joven con el que concertó la cita la tarde anterior. Gira la cabeza y me señala - ¿eres Manuel? - sonríe, me ofrece la mano y me invita a tomar sitio. Sigue la presentación de rigor - me toca a mí presentarme, como es natural -. Parece mentira, pero aquí estamos. La alcd de carne y güeso.

Nunca había pensado qué clase de impresión podría causar a un desconocido; siempre he sido un joven tímido y eso se me nota al hablar. Para más inri, estaba acalorado por la bicicleta y medio resfriao. La cosa pintaba mal, desde luego. Las palabras de Francisco encaminan la conversación y de lo particular pasamos a las motivaciones. Vamos relajándonos en nuestra charla y la presencia de los cafés y las tostadas ayuda. De las motivaciones, rápidamente, saltamos a nuestro común interés:

- Oye, ¡qué buen grupo tenemos en Internet, en la alcd! ¿Verdad? - “es magnífico”, respondo. Desde que comencé mi búsqueda en Internet, hace ahora 3 años, no había encontrado un grupo con un planteamiento tan brillante, ni que casara mejor con mis principios, ni, para mi sorpresa, una gente tan válida. Pero es un grupo humano, como todos los demás, y se tiene que ir haciendo poco a poco. Debatimos sobre los compañeros; los últimos en incorporarse y los más veteranos. Abordamos superficialmente la vida de la asociación desde sus comienzos y los retos que tenemos para el futuro.

Pero la alcd es el centro de gravedad sobre el que giran los asuntos de mayor peso de nuestra charla. Tras la mirada tranquila de este hombre menudo, bonachón y simpático, tililan esas ideas e inquietudes que se traspiran en cada una de sus letras: la democracia, el sistema de partidos, el papel de los ciudadanos, la necesidad de “bajar” de esa entelequia que es Internet al mundo real. Las palabras fluyen; me sorprende la lucidez de mi interlocutor, y me agrada la sensación de hablar de política a fondo, con alguien familiar y, al mismo tiempo, por conocer.

Una de las inquietudes que más tiempo he dedicado a enfrentar en este último mes ha sido la necesidad de atraer a más gente a la asociación. Quizás por eso, de un modo inevitable, mis argumentos giraban en torno a esa necesidad:

- Todavía faltan manos, Francisco - digo a mi compañero mientras da buena cuenta de su media tostada. Responde con un gesto dubitativo primero, y añade:

- Tampoco creo que sea cuestión de mucha más gente. Tú imagina que en el blog fuéramos 50; imagina que fuéramos 100. ¿Cómo íbamos a entendernos cuando habláramos? -. Es cierto. La posibilidad de un debate que mantenga una buena proporción entre riqueza de opiniones y enriquecimiento de los propios participantes exige un equilibrio difícil de conseguir, en número y espíritu. Me imagino tratando de entendernos los 50 en el chat… Pero la necesidad sigue estando ahí, porque no vamos a ninguna parte siendo 4 ratones coloraos. Sin embargo, bajo la reflexión de Franky hay algo más. No se trata sólo de lo que la gente puede aportar a la asociación. Es mucho más importante lo que uno viene a buscar a ella.

- ¿Y qué esperamos de todo esto? - me pregunta - Dime, ¿qué esperas tú de estas cosas? -. No creo que pueda responderse a esa pregunta ni en el tiempo de un desayuno, ni con argumentos fáciles de exponer. Pero el motivo está ahí; sin ser una razón, es un sentimiento poderoso. Esta manera de sentir y hacer política no es por la gloria, sino todo lo contrario: es un compromiso con uno mismo, una imagen de lo que somos, proyectada en el futuro, que nos hace sentirnos orgullosos de lo que vamos a hacer y lo que ya hemos hecho. Yo no puedo pensar en mí mismo, a estas alturas, afiliado a ningún partido, pero tampoco puedo imaginarme haciéndome mayor e indiferente a la política, porque la política, como dice Francisco, no es ni más ni menos que “ese tratar los asuntos de la ciudad”. Recordar esas palabras, sencillas y claras, me hace recordar una vez más la definición de Lincoln de la democracia; confrontar esta manera de expresarse con la demagogia y la pompa característica de la clase dirigente me recuerda una vez más por qué estoy aquí.

Pero es muy complicado. Uno puede tener claras sus motivaciones, puede tener una escala de valores que se mantenga en pie, tener quizás un esbozo de lo que quiere hacer con su vida, pero, ¿qué hacemos frente a la injusticia, frente a la carestía democrática de este país? Analizo el gesto de mi interlocutor, reflexivo, serio y claro. Verle a él me recuerda en ese momento “a los más viejos de la asociación”. Gente que lleva desde antes de la transición soñando con estas cosas, que ha visto pasar el tiempo y las personas, y quizás ha visto estos proyectos levantarse y hacerse trizas una y otra vez. ¿Habrá cambiado algo para ellos? ¿Albergan nuevas esperanzas, nuevos temores esta vez? Deseo que su fuerza no nos abandone nunca, porque si la oportunidad es de los jóvenes, la experiencia es toda suya, y para esta tarea, no nos sobra de ninguna de las dos.

Nuestros pensamientos se cruzan y la conversación sigue por la línea de la oportunidad que supone la alcd y la revolución que es Internet para el ciudadano y, de ahí, al mundo real: hay que empezar por lo local, y a los jóvenes nos corresponde hacer el trabajo de acercarnos a la gente y “difundir” el mensaje. El motivo es sencillo: cada uno carga con su vida, y la vida de una persona se va llenando de cosas a medida que uno crece. Yo, que lo tengo todo por hacer, que no dependo de nada ni de nadie, ciertamente ocupo un papel distinto a Francisco, una persona que tiene su propio negocio y su familia. Nunca jamás le exigiría nada a nadie en esta asociación, porque aquí estamos porque queremos. Pero no puedo evitar la intuición de que estos pensamientos connotan una sensación esporádica de desánimo. Todos tenemos un límite y este empeño es complicado; es el más difícil. No dudo de que, incluso, el fracaso sería el resultado menos doloroso, y que es posible que algunos no podamos presenciar el fruto de nuestros esfuerzos. También recuerdo las sensaciones que me han dejado algunos episodios de mi vida en la asociación - compañeros que se han marchado ofuscados, debates enquistados, incursiones de gente dañina, la desilusión y el cansancio que produce la soledad y la falta de respuesta… -.

Hablamos brevemente sobre el blog. Advierto que Franky, a pesar de su prolongado silencio en el mismo, nos sigue muy de cerca. Eso me reconforta. Propone un argumento que me parece fundamental: llega un momento en que, un pequeño grupo, alcanza un punto de acuerdo en su opinión colectiva tal que la vía del debate se va empobreciendo; de algún modo, no queda mucho por discutir, luego la conversación se puede volver redundante. ¿Qué nos corresponde entonces? Corresponde pasar del plano de las ideas al de la acción. Es muy complicado buscar a gente, mucho más en el mundo real, pero, ¿qué otro medio tenemos? Si nos tomamos en serio esta opción política, ¿vamos a dejarnos achantar por un mundo reducido a un mosaico de partidos y filiales, vamos a dejar que nos acomplejen las teorías políticas dominantes, acaso pensamos que todo esto son veleidades? No lo creo para nada.

¿Y cómo se hace eso? El diálogo. El diálogo como herramienta en manos de los ciudadanos, como medio de persuasión. ¿Cuántas veces no habré empezado hablando pacíficamente de política para acabar belicoso y mosqueado? ¿Cómo enfrentar los prejuicios de la gente? Pregunto a mi compañero:

- Tengo muchos amigos con los que hablo de política y con la mayoría me ocurre que no puedo nunca llegar a nada claro, cuando hablo con unos me toman por un izquierdista, y cuando hablo con otros, por un patriotero de derechas -. Es un argumento típico; me responde tranquilo:

- Eso es porque no formas parte de su bando -. ¿Es tan sencillo? ¿Acaso toda discusión es un ejercicio de proselitismo? Interiormente asumo que es cierto; no está ahora mismo el horno para bollos, ni las tertulias políticas para bañarse en libertad. Prosigue Franky diciendo - la gente no comprende que la grandeza está en la diversidad -. Como tantas otras veces, las palabras de mis compañeros de la alcd enlazan con las frases que mi padre me ha ido dejando desde que tengo uso de razón política. Él suele decir: “sin alternancia, no hay democracia”. Al alumno le toca, por supuesto, esforzarse por superar al maestro: “sin diversidad, no hay democracia”. Reconocer la diversidad nace y queda dentro de cada uno, así que, sin saberlo, mi propio argumento se ha vuelto contra mí: “no seas tan cómodo de dejar que los bandos y los prejuicios dominen tu diálogo. Tienes que ser más listo y más osado que todo eso. No luches contra los prejuicios de nadie; lucha contra los tuyos propios.”

Comprender la importancia de la diversidad no es un acto de tolerancia. En ese contexto, la tolerancia parece algo clasista, un gesto prepotente. Una conciencia democrática que reconoce la diversidad debe demostrarlo a través del respeto, como apostilla acertadamente Franky. La idea se va formando poco a poco en mi cabeza, todavía muy borrosa: tenemos que acercarnos a la gente y, a través del diálogo, irradiar los principios que defendemos. La idea de llegar a los sitios y marcharme limpiando el polvo de mis sandalias después de haber sido ninguneado persiste. ¿Dónde está el límite? ¿Cuándo hay que decir “basta”? Está claro que no somos los perros de Paulov; el límite lo pone la libertad de cada uno, aunque me atrevería a fijar que el respeto es el mejor indicador. Es una cuestión de confianza en uno mismo.

La conversación se dirige hacia la sociedad, la calle. Las palabras de Anna Harendt todavía resuenan en mi mente, hablando del filósofo Lessing y su persistencia por mantener el mundo que se va deshaciendo en los “tiempos de oscuridad”. ¿Qué hace falta para recuperar este microcosmos llamado España? Franky opina que en un sistema sano, la esfera de la política se vería coaccionada por la esfera palpitante de la sociedad civil. La acción de la alcd debería encaminarse a revitalizar esa sociedad civil, alcanzando foros, sindicatos, asociaciones de consumidores, religiosas, culturales, vecinales… -. El ejemplo de otros países, con sus aspectos positivos y negativos, nos puede guiar en esta empresa. ¿Cómo hacer frente a un país saturado de partidismo hasta en los poros más pequeños de su piel? Mi idea, desde un principio, siempre ha sido convocar nuevos foros de debate, como matriz donde arraigase una nueva forma de entender la política, que rebosara esos foros y llegase a todos los rincones de cada ciudad, allá donde estuviera uno de sus participantes. Tan es así, que redacté un manifiesto que sirviera para convocar esos foros; ése fue el principio de mi relación con Franky, por un lado, y con Jesús Nava por otro, hasta que finalmente me integré en la alcd. Hablamos de la necesidad de esos foros, y mi interlocutor asiente. Habla de su experiencia, de la profusión de tertulias en las que participa, y de cómo la cultura de las tertulias se ha devaluado hasta convertirse en algo más semejante a espectáculo de vanidades. Parece que la partida de los oligarcas está tan avanzada que los foros se han convertido más en un mercado de opiniones y una platea para personalidades que en un punto de encuentro entre la sociedad civil y los personajes públicos. ¿Conseguiríamos algo fomentando foros de ciudadanos anónimos, declaradamente contrarios a los planteamientos de los partidos dominantes?

Una inquietud me asalta: recuerdo el ideario de la asociación, la palabra “libre”. ¿Cómo garantizar la coherencia con nuestros principios si creamos foros para persuadir a la gente a que se una a nosotros?

- Pero, Francisco, nosotros llegamos a la alcd por nuestro propio pie. ¿No deberíamos dejar que fuera la gente la que diera el primer paso? -. Su opinión es contraria. No podemos recrearnos en la belleza de nuestras ideas, ni regocijarnos por haber llegado a nuestro oasis de libertad. Todo esto no es más que un acto de auto - satisfacción que no nos libera más que transitoriamente de nuestras inquietudes. Internet es en ocasiones engañoso, y no llega a todo el mundo, ni podemos asegurar que llegue en condiciones a la gente. Internet es un medio y todo lo que tenemos en él hay que cuidarlo como a un tesoro, pero la lucha está fuera, en el mundo real.

- Tenemos que ser “la levadura en la masa”, como los primeros cristianos. - Es una imagen que bien merece el título de este artículo, porque, como diría Gundisalvo, no se pué asé mejó.

El plan se va aclarando: tenemos todo el trabajo por hacer y el mundo nos espera. No somos nadie para entrar en la libertad de los demás, decirles lo que tienen que decir o hacer, pero tenemos la responsabilidad de contarles lo que hay, darles al menos la opción de escoger. La gente compra libros, lee y comenta en internet como si no tuvieran mayores consecuencias sus palabras ni sus opiniones. Pero aquí estamos, deseando hacer algo más que ver cómo nos roban la dignidad. Pensando como ciudadanos libres por la democracia. Preparándonos para ser la nueva “levadura en la masa”.

Va por tí, Franky.

Ser ciudadano


¿Qué es ser ciudadano? Hasta hace algunos años, pensaba inocentemente que todo el mundo "se sentía" ciudadano. No esperaba encontrarme con que el discurso dominante estaba impregnado de nihilismo, que la gente suele refugiarse en las tesis comunistas de que que la responsabilidad sobre los actos es relativa, que lo importante no es tener la libertad y el coraje, sino "el derecho"; en definitiva, que "eso del individuo" es una falacia y que vivimos unos tiempos de mierda por culpa de conspiraciones globales, neo/teo - cón, judeo - masónicas, eco - marxistas, etc.

Deben disculpar mi confusión: me había pasado toda mi vida viendo a mi padre irse al trabajo a las 7 de la mañana y volver a las 4 de la tarde, cuando Sevilla era una ciudad cutre, llena de mirones y exhibicionistas, cuando a los hoteles venían manadas de guiris con ganas de desabrocharse un rato la faja de puritanismo, cuando venían grupos de rusas a cambiar vodka y cigarrillos por medias, cuando rugían por la calle Torneo los mercedes de los amigos del Guerra, llegar del Aljarafe a Sevilla eran sólo 20 minutos de atasco y comprarse una VPO de 14 millones con una parcelita de césped era el sueño de todo currito. Soy un niño pijo de los Remedios, un pequeño - burgués que, acostumbrado a mirar el mundo a través de sus padres, pensaba que la honradez, la honestidad y la humildad eran la santa trinidad de toda la buena gente del mundo; que, del mismo modo que en la casa de mi abuelo colgaba junto a la puerta un azulejo rezando "que Dios bendiga las cuatro esquinas de esta casa" y en la mía nunca falto un sanpancracio con su perejil y una foto de fray Leopoldo, estaba seguro que los sueños de los miles de sevillanitos que ligaban entonces su destino al de la Expo'92 compartía ese imaginario y esos principios.

Tenía razón Ortega cuando fijaba la medida de una generación en 15 años. Para mí, desde luego, ha pasado toda una vida, pero al ver a mis padres también veo en sus ojos que la vida ha cambiado para ellos. Nunca supe por qué mi padre me previno tanto contra los políticos, por qué se lamentaba tan amargamente de haber votado en el 82 a González, por qué, conforme pasaban los años, cada vez me repetía más la frase "yo no corrí delante de los grises para esto". No lo supe hasta el día en que me pasó lo mismo a mí.

Ser ciudadano no es una vía de expiación ni de santidad. Tampoco es una obligación, ni tan siquiera una condición significativa: el señor que va cruzando un paso de cebra montado en su moto, o el que cruza a pie una avenida de seis carriles por donde quiere, jugándose la vida, es tan ciudadano como el que se para con el semáforo en ámbar. La condición del ciudadano se parece a la del espectador: no se espera de ti más que aplaudas o guardes silencio, que pagues tu entrada y que vuelvas alguna vez. Si algún día, en el fútbol, se te ocurriera increparle al entrenador por sus memeces, o a los jugadores por su mezquindad, entonces se te tacharía de ser un "simple aficionado". El sentimiento es el mismo cuando un político dice que "nos dediquemos a disfrutar, que ya hay otros preocupándose", o cuando se cuestiona la voz de las urnas, menospreciando la capacidad crítica de la gente.

Se es ciudadano. El castellano para estas cosas es un idioma magnífico: uno "es" guapo, porque el atractivo se retiene, pero puede o no "estar" en forma, porque la experiencia demuestra que es difícil mantener el tipo. Lo que "se es" forma parte de la persona de un modo más estable que lo que "se está". "Ser ciudadano" es como "ser un López", como "ser madridista" o "ser de Plasencia": son adscripciones que heredamos, que recibimos a través de las costumbres y modulamos con nuestros gustos - claro que uno puede ser un bético rodeado de sevillistas y viceversa, pero creo que se entiende la idea-. Por otra parte, aquello en lo que "estamos" es el producto de decisiones propias, no necesariamente valientes, orgullosas o auténticas: podemos estar en algo porque la vida nos ha ofrecido un ramillete de malas posibilidades y nosotros decidimos quedarnos con una que, a la postre, resultó ser la peor alternativa. Uno puede "estar" quemado de su trabajo y saber positivamente que la vuelta atrás está jodida, que tiene una familia a la que alimentar y que no puede dedicarse a su edad a competir con niñatos recién salidos de la facultad ni con un mercado que le rechazaría sólo por su edad, uno puede "estar" preocupado por la epidemia de despidos y cierres, porque tiene que hacer trampa para que las cuentas le cuadren, porque el negocio no va bien o porque los niños parecen acogotados y no son capaces de levantarse de la tele o del puñetero ordenador. Uno puede "estar" cabreado con los demagogos que nos gobiernan en la ciudad, en la comunidad y en el país, cabreado consigo mismo por haberlo propiciado; por extensión, puede "estar" cabreado con los vecinos, con los viandantes, con los tertulianos de todos los programas, con los productores de las series de televisión, con el lobby gay, con los eco - estafadores, con la "ética del ventanilla" dominante y con los porreros que educan a sus niños; puede acabar asqueado de los ringorrangos, maricomplejines, meapilas, calzonados, casposos y demás mejunje con la que ha acabado formando la pringá de los desencantados... Uno puede dedicarse a bufar y dejar salir toda la tensión acumulada, que no por eso va a ser menos cierto que todo esto forma parte de nuestra vida, la que nosotros hemos ido construyendo.


"Ser" ciudadano de sangre o de cuna no significa nada. Los ingleses, que en esto de la democracia nos llevan algunos siglos de ventaja, enseñan a sus hijos en lo que significa "ser ciudadano" en las escuelas, pero yo no estoy convencido de que la voz del maestro o los libros con ilustraciones coloridas sean suficiente para cautivar el espíritu atolondrado de los niños y, todo sea dicho, tampoco sé si confiarse en manos de un sistema educativo garantiza el éxito en la empresa de cultivar el amor por la ciudadanía. Creo más bien que el secreto de la receta está en la persistencia de la memoria ciudadana por encima de los ríos de mediocridad que vomitan las empresas de comunicación. Particularmente, apunto a la perpetuación de los hitos de la sociedad civil y la proyección de sus referentes humanos - con su dimensión mundana también, porque nos viene bien saber que todos somos igual de miserables para no olvidar que somos igual de dignos.

Cuando se cumplen cuarenta años del Mayo del 68, ahora que vivimos en un mundo mejor para los (bolsillos) que se quejaban entonces, debemos preguntarnos, sobre todo los españoles, si hemos cuidado nuestra memoria. Desdeño a los políticos y periodistas que, no conformándose con el monopolio de la historia, untan su espátula con arrogancia en las profundidades de la intrahistoria con el sólo afán de hacer demagogia. Es más: reivindico como ciudadano la propiedad de mi memoria y lo hago desde la seguridad de quien siente en su mano el peso de la antorcha que sus padres le han dejado en herencia. No reniego de los fracasos de mis antecesores. Todo lo contrario: los asumo como parte de lo que "soy", y "estoy" persuadido de que mi vida es un nuevo trazo que continua, a mi manera, la trayectoria que me precede.

En este país no pueden pasar dos generaciones sin producirse una revolución, por eso España crece como los dientes de una sierra: llega a su cenit y, de repente, aparece una generación que quiere reinventarlo todo, necesita deshacer todo lo conseguido para arreglar los problemas heredados; problemas que, probablemente, residen más en su imaginación que en la realidad. Esta característica nuestra no sería más que una estampa típica o una traza en nuestra semblanza histórica si no fuera porque las revoluciones siempre han venido de los mismos y siempre nos han arrastrado a los mismos: desde los tiempos de Godoy hasta nuestros días, no ha habido un sólo problema en España que no pueda explicarse por la sencilla fórmula de "los políticos se creen los amos del mundo y los demás somos todos gilipollas por dejarles".

Está claro que vivimos tiempos de cambio: el reloj marca el final de una época, pero todavía no se vislumbra qué es lo que viene después. Se suceden falsos profetas y sofistas, todo parece ir muy deprisa y, al mismo tiempo, hacerse insufriblemente lento; nuestras fuerzas parecen desvanecerse ante el peso del día a día. Cunden el miedo y el desánimo. Muchas cosas se vienen abajo, y parece que nadie consigue crear, en medio de la tempestad, algo que perdure. En mitad de todo esto, ¿qué es "ser ciudadano?

En un tiempo en que todas las estructuras parecen reblandecerse, en el que los valores y las costumbres pierden la inercia que los sostiene, en el que larguísimas sombras oscurecen todo lo que conocemos y ocultan todo lo que está por venir, ser ciudadano deja de ser una condición pasiva: el ciudadano es la argamasa que da cohesión al orden viejo y, por lo tanto, también será la argamasa del nuevo. El motivo es bien sencillo: no existe poder sin concesión, no existe orden sin poder y no existe sociedad sin orden. Como lo que se está viniendo abajo es el orden dominante, observamos cómo cambia nuestra percepción del poder, cómo se perfilan los participantes de la contienda por el nuevo orden, cómo se van sumando circunstancias a la trama, pero sin cambiar las reglas del juego, porque estas reglas se desprenden de las leyes de conservación que dan sentido a la vida.

Analicemos la tendencia: hace mil años, el poder venía del Altísimo, hace quinientos, el Rey era el poder, hace doscientos, todo el poder estaba en un puñado de manos. Hoy en día, el puñado se ha abierto; Mañana, ¿qué pasará con el poder? ¿A quién le corresponde desprenderse para seguir dando el poder a otros?

En la época que se avecina quizás ser ciudadano no será tan sencillo como haber nacido en un determinado lugar y disfrutar las ventajas de que nuestro poder sea administrado por manos ajenas: quizás haya que "estar" preparado para "ser" ciudadano. No tengamos miedo. Todo lo contrario: afrontémoslo con ilusión. Todo lo que ha venido antes que nosotros ha fracasado, pero en cada nuevo reparto la vida se ha hecho más justa y agradable. Visto así, ojalá llegue el día en que seamos dueños de nuestra memoria, nuestra dignidad y nuestro destino.

Respuesta a Diego Martín, de estrelladigital.es, por su artículo "Ilusiones perdidas".

¿Cambio de línea editorial?

Vengo observando en los medios digitales que suelo leer un cambio en el discurso. En algunos periodistas, este matiz ya se estaba dejando ver aún antes de las elecciones, pero la sensación general se ha acrecentado a raíz del 9 de Marzo, o quizás como consecuencia de la tangana interna del PP.

La cuestión es que las denuncias de las carencias de nuestro sistema político se han disparado en los medios. Se cuestiona la democracia interna de los partidos, se critica abiertamente la injerencia de los políticos en el poder judicial, se ha criticado el sistema electoral (incluso en el País) y algunos incluso han apelado a las bases: a los ciudadanos - cuando hablamos del gobierno de todos - y a las bases - cuando hablamos sólo de los partidos.

No creo que a ningún periodista se haya caído del guindo a estas alturas. Son muchos los que saben reconocer los errores estructurales de nuestro sistema y aún con eso deciden dar su apoyo a programas políticos tan sectarios e insuficientes como el que analizaba el otro día del PSOE, o como el del PP, que está demostrando por la vía de los hechos cómo interpreta y facilita el derecho de los ciudadanos a participar en la vida pública a través de los partidos. Aún así, ¿se les puede dar un voto de confianza? A lo mejor la primavera les ha removido la sangre y les ha recordado sus días de ilusa juventud, cuando todavía creían en algo. A lo mejor han salido a la calle y una mirada les ha conmovido, recordándoles lo que vale la dignidad humana, el valor de la justicia o el tesoro de una conciencia limpia. A lo mejor, en el huerto de los periodistas que han estado sembrando partidismo se han sucedido las siete plagas y algunos empiezan a temer que la cosecha se les vaya al traste junto con la carrera o la mamandurria, que a veces son una misma cosa. Igual lo que pasa es que, con el comienzo de la legislatura, se han repartido otra vez las cartas y los que están en la partida están haciéndose señas a la espera de que empiece el juego de verdad.

La gente no es tonta: todo el mundo sabía antes de las elecciones que Rajoy era más moderno que Aznar porque era digital; todo el mundo sabía que Zapatero era un pérfido que se aupó en la Secretaría General del PSOE gracias al apoyo de un señor que a día de hoy ni siquiera tiene el grado de simpatizante de la cosa. Todo el mundo era consciente del vacío de sus bolsillos antes incluso de que los agoreros vinieran a contarnos que la cosa estaba mal, antes por supuesto de que Long John Solbes viniera a contarnos, lorito al hombro, que la cosa iba viento en popa, a costa de un buenazo llamado Pizarro.

Pizarro. Ése sí que parece haberse caído del guindo. A primera vista, ha sido el primer español de la era Zapatero en someterse a un tratamiento de realismo partidista a base de carne cruda y culebras, pero en realidad Don Manuel no es sino el primus inter pares de todos los demás españolitos que han apoyado - de obra o de palabra, a un lado y al otro del espectro - a los políticos. Efectivamente, no hace falta más que ver a nuestro alrededor para observar cómo se han disuelto los problemas y los traumas que hacían rugir las radios y arder los platós de televisión: ahora parece que a nadie le importa la negociación terrorista, los estatutos o educación para la ciudadanía. De algún modo, se ha aceptado además la tesis maniquea de que el PP es, por defecto, el causante de todos los problemas de este país, que no sabe perder elecciones (cosa preocupante, si tenemos en cuenta que la cosa va PP 2 - PSOE - 6), que es un partido avinagrao y que no debería haberse juntado con los trolls de las cavernas. En conclusión: este país se divide en primus y caprus, y es costumbre del lugar que los segundos seduzcan a los primeros con el néctar del poder para luego darles a beber cicuta a golpe de "déjeme que le dé un consejo: no se meta usted en política".

Pero hablemos de la línea editorial: ahora lo que importa es hablar seriamente de economía y pedir regeneración democrática. A primera vista, a alguien como yo, que ya en el 2003 participó en la redacción de una propuesta para el PP que pedía justamente eso, debería ser como un sueño hecho realidad. Pero no es así: no lo es, por la misma razón por la que quienes fueron jóvenes comunistas ahora son locutores de ultraderecha, por la misma razón por la que jóvenes falangistas fueron luego ideólogos del progresismo, por la misma razón por la que jóvenes trepas son ahora viejos lobos con los labios curtidos de besar posaderas oficiales: porque la política es un farol inmenso, un mundo de canallas y arpías, hecho de sangre y veneno, que cautiva nuestra imaginación, doblega nuestro sentido común y controla nuestro pulso de un modo que nos supera, pero no por eso es menos peligroso y, sobre todo, menos falso.

No puedo confiar en el nuevo discurso de la prensa, no porque no me gusten sus palabras, sino porque sólo veo palabras para rellenar editoriales y columnas. No puedo confiar, porque no estoy seguro de que mañana, si cambiara el viento, no cambiaran igualmente las palabras. Me parece estupendo que la prensa denuncie las carencias de nuestro sistema, pero no me sentiré saciado hasta que no vea que la prensa y toda la generación de políticos que nos jode las mañanas se hace el hara - kiri en favor de una nueva generación de gente preparada, intachable y libre de compromisos e incongruencias.

Sólo puedo confiar en esa gente que, renunciando al éxito y a una posición de influencia, ha decidido quedarse con las ropas de eremita y cuidar su humilde casa y su rebaño, porque ellos siempre han hablado con tranquilidad y sinceridad y no han venido a venderme nada. A ellos no les importa reconocerse como primos, porque todos los españoles llevamos a un primo dentro (y uno no sabe realmente cuánto hasta que se le planta delante un político - aunque sea de regional-) y, sobre todo, están cansados de los cambios de rumbo para nada y de las palabras que se las lleva el viento. Gente tan cansada de la hipocresía que están cansadas incluso de la propia palabra "hipocresía". Gente que está acostumbrada a que les pisen los arriates de vez en cuando, a que les copien ideas o a que les quiten el mérito, y aún así no les importa si es por una buena causa.

En cualquier caso, si hay españoles que, después de haber leído algún titular de estos nuevos tiempos, no sólo le ha dado la razón, sino que además le ha alabado el gusto a quien lo firma, espero de ellos que cultiven su sensibilidad, y que si es posible lo hagan en compañía, porque nos hace muchísima falta.

Premios 11 de Abril

Recojo de manos de Alexis Marrero de Luis Gómez y tengo la suerte de compartir con tan buenos compañeros de la red como Lino, Franky, Clandestino y Minne Con Jou, el premio 11 de Abril.


Agradezco de todo corazón este gesto que, por otra, parte, me pesa. Es más que un honor - es una responsabilidad - figurar en esta lista de premiados, y me sumo a las palabras de Clandestino cuando dice que el premio son Alexis y Martha Colmenares y que el resto sólo recibimos el honor de su mención y, en mi caso, la de Don Luis.

En breve escribiré el post debido a los derechos humanos con la mención a mi buen compañero de Desde el exilio.

Muchas gracias.

Una idea sobre nuestro sistema político - III


El proyecto de Zapatero


Tras conocer la composición del gobierno de la Nación propuesto por el Presidente del Gobierno, estamos en disposición de analizar la primera de las propuestas que aborda la complejidad del sistema político que describimos el otro día. En este caso, además, se da la circunstancia de que esta propuesta no sólo abraza todos los puntos enumerados, sino que, casi seguro, acabará modificándolos, ya que se encuentra en una posición preeminente respecto a las demás. Por esto mismo es la primera que abordamos: porque todas las demás están orientadas a competir con ésta.

En cualquier caso, vamos a centrarnos sólo en los aspectos que remarcamos el otro día, es decir - y por este orden - en buscar en el programa presentado en las elecciones generales de Marzo y en los acontecimientos políticos que han tenido lugar desde entonces, hechos y propuestas que hablen de:

  1. Fomentar la independencia de los medios de comunicación.
  2. Garantizar la democracia interna de los partidos.
  3. Garantizar la independencia del poder judicial respecto del ejecutivo.
  4. Apostar por la separación de elecciones al ejecutivo y legislativo.
  5. Crear nuevos canales de participación ciudadana que no pretendan teledirigirla.
  6. Proponer un nuevo sistema electoral que asuma la igualdad de voto de todos los ciudadanos.
  7. Abordar las incongruencias y los problemas generados por el mal gobierno, la falta de cohesión administrativa y la debilidad del Estado.
  8. Hacer una reflexión sobre la coherencia debida a los valores y principios inalienables en una democracia.
Para buscar la respuesta a estas preguntas, creo que el mejor lugar para empezar a buscarlas es el programa electoral con el que los socialistas concurrieron a las elecciones generales. Todos sabemos que los programas están para no cumplirse, pero sobre todo me interesa el espíritu que impregna el panfleto; ver si, al menos en el plano de lo teórico, los socialistas comparten esta visión de la realidad política y tienen capacidad e ideas para enfrentarse a ella.

¿Qué responden este señor y quienes le siguen a mis preguntas? Voy a contarles primero lo que he buscado y lo que he encontrado.
  1. Medios de comunicación
    • Aparecen 21 incidencias de los "medios de comunicación" en el programa, muchas de las cuales se refieren a vías de colaboración en el marco de objetivos específicos del PSOE enumerados en el programa (relativos a la educación, violencia de género, "ciudadanía", "participación", etc).
    • Mención aparte merece el apartado "Medios de comunicación más plurales y al alcance de las personas" (página 214). Cito:"Garantizar el libre ejercicio de la libertad de expresión y el derecho a la información, en un marco de pluralismo informativo, es signo de calidad democrática [...]. En este contexto hay que situar la actuación del Partido Socialista en la legislatura 2004 - 2008, especialmente en lo relativo a la reforma de RTVE y a la concesión de nuevos canales de televisión privados, lo que ha supuesto garantía de independencia de los medios públicos del Estado y el aumento del pluralismo en el conjunto del sector." Con estos mimbres, algunas de las propuestas que realizan son las siguientes:
      • Promover un pacto de Estado para extender los principios de la reforma de RTVE al conjunto de las televisiones públicas.
      • Crear un Consejo Superior de Medios Audiovisuales y Multimedia, cuya misión será "regular, controlar y sancionar, en su caso, actividades de los operadores públicos o privados y garantizar el equilibrio, la diversidad, la transparencia y el correcto funcionamiento del conjunto del sector, el cumplimiento de la normativa audiovisual y el respeto a los derechos fundamentales y libertades públicas. Así mismo, velará por el pluralismo político, social y religioso y por el respeto a la dignidad de las personas y a los derechos al honor, a la intimidad y a la propia imagen, especialmente a los jóvenes, menores de edad, víctimas del terrorismo y de la violencia de género."
      • Promover el Estatuto del Periodista, "(...) elaborando un anteproyecto de Ley Orgánica reguladora de los derechos de los profesionales de la información, el secreto profesional, el derecho a la cláusula de conciencia, los derechos de autor de los profesionales de la información, el acceso de los profesionales de la información a las vistas judiciales o la participación de los profesionales de la información en las empresas de comunicación."
    • No aparecen en el programa menciones a la "independencia de los medios" (además de la citada anteriormente) ni a los "medios críticos". Sí aparece una vez la palabra "crispación", al hablar de la idea de "democracia participativa", por lo que volveremos sobre esto más adelante.
    • Respecto a las noticias en periódicos en Internet, buscando "PSOE*independencia*medios" sólo encuentro un artículo reseñable, en Expansión el 23 de Marzo, titulado "El PSOE quiere quitar poder político a la televisión pública". Buscando "PSOE*pluralismo*medios", encuentro un artículo repetido en varios medios titulado "Elecciones 2008: la derecha avanza y el PSOE se consolida como el cáncer del pluralismo político en España" (Mariano Cereijo en tercerainformacion.es) y una nota de prensa de Reporteros Sin Fronteras del 5 de Marzo titulada "Múltiples trabas a la cobertura mediática en la campaña de las elecciones generales del 9 de marzo" de la que también se hace eco la Asociación de Prensa de Madrid.
  2. Democracia interna
    • No aparece ni una sola mención a la "democracia interna" en el programa.
    • Buscando la palabra "partidos", encontramos 7 incidencias, pero ninguna con relación con este tema.
    • Buscando por Internet "PSOE*democracia interna", tampoco encuentro una sola noticia que tenga relación con las propuestas electorales o pueda dar idea de las políticas del ejecutivo en este sentido, aunque sí he encontrado un artículo de un tal FJL titulado "¿Sirve para algo el carné del PSOE?" que habla sobre el nombramiento de Alonso como portavoz del grupo socialista.
  3. Independencia del Poder Judicial
    • "Independencia judicial" no aparece ni una vez en el programa. Sí aparece en Internet, en dos formatos: primero, un artículo de lanacion.es titulado "Con el PSOE, menos independencia judicial, según el CATO Institute"; el segundo es un vídeo del periódico Público con el título "Para el PSOE es 'un profundo error' cuestionar la independencia judicial".
    • "Separación de poderes" tampoco aparece. Aparece en Internet un artículo de 20 minutos titulado "Los expertos coinciden: La Justicia española necesita más medios materiales y humanos", donde se realiza un análisis DAFO de la Justicia a raíz de la reciente huelga de funcionarios.
    • "Poder judicial" aparece 11 veces en el programa del PSOE. En la primera, se critica a la oposición por bloquear la renovación del TC y del CGPJ; en la segunda, a propósito de la lucha contra el crimen organizado. Se abre en la página 277 un apartado titulado "Una nueva organización del Gobierno del Poder Judicial" que quizás sirva para explicar por qué no había resultados en las búsquedas anteriores. Reproduzco el apartado: "Acabaremos con el bloqueo y el intento de manipulación del Poder Judicial. Por ello, desde el PSOE emprenderemos las reformas necesarias para garantizar que el CGPJ desempeñe el papel y las competencias que le corresponden constitucionalmente: gobernar el Poder Judicial para asegurar una respuesta eficiente e independiente a las demandas ciudadanas de Justicia, evitando que se produzcan situaciones de bloqueo institucional como las que hemos vivido en esta legislatura, y modificando el estatuto de los vocales para garantizar el cumplimiento de las funciones constitucionalmente atribuidas. A dicho fin, adoptaremos, entre otras, las siguientes medidas: Los vocales del órgano del Gobierno de los jueces deberán comparecer ante la Comisión de Justicia del Congreso, que podrá emitir observaciones sobre los candidatos que van a ser nombrados, a fin de garantizar su idoneidad e independencia. El Presidente del CGPJ, al igual que cualquiera de los vocales, comparecerá ante las Cortes cada vez que sea requerido para ello. Para evitar los bloqueos y manipulaciones del órgano, se establecerá un plazo máximo para la renovación del CGPJ produciéndose un cese automático de sus miembros cuando se rebase dicho plazo." Los apartados que siguen a éste también hablan de la Justicia y en ellos se propone primero una reforma de la Justicia para adaptarla al estado de las autonomías y segundo "un consenso social orientado a reformar el sistema de acceso a la Judicatura". Ya en Internet, encontramos varias noticias con las palabras clave: "PSOE Y PP desbloquean la renovación del Poder Judicial" y "El PSOE quiere renovar antes de Junio el Poder Judicial y el Constitucional". Ambas son noticias del País.
    • Afinando mucho, al buscar "judicial" en el programa, aparecen 48 citas. Si cribamos las que ya han sido mencionadas y las que se refieren sólo a promesas o políticas futuras, aparecen varias citas que por su interés quiero remarcar.
      • En el capítulo "La garantía de la libertad individual: una democracia de calidad y participativa" (p. 209) se dice, en el párrafo 4º: "La democracia mejora cuando los gobiernos reconocen la centralidad política que corresponde al Parlamento, respetan los órganos judiciales, fomentan el pluralismo informativo y practican la transparencia. Fomentado un adecuado equilibrio entre instituciones, los gobiernos se ponen al servicio de la ciudadanía."
      • En el capítulo "La Justicia: un derecho de la ciudadanía, un servicio del estado. Más libertad, más igualdad, mejor justicia" (p. 273), se propone la creación de un Plan de Transparencia de la Justicia, una Comisión Nacional de Estadística Judicial y una nueva estructura de la Abogacía del Estado.
  4. Legislativo es una cosa y Ejecutivo otra
    • Ya hemos comentado el vacío sobre la separación de poderes. Si buscamos, en cualquier caso, comentarios sobre "elecciones" que no se refieran al sistema electoral, no aparece nada. No tiene mucho sentido buscarlo en Internet, porque lo que va a salir poco tendría que ver con lo que buscamos.
    • Tampoco se nombra la palabra "presidencial", aunque sí 21 veces la palabra "Presidente", con motivos bien distintos. Tampoco aparece nada en la Red.
    • Por supuesto, la palabra "legislativo" es mencionada en varias ocasiones, pero tampoco con el propósito que buscábamos.
  5. Participación ciudadana
    • La primera impresión que uno se lleva cuando busca la palabra "participa" en el programa del PSOE, es que debe encontrarse ante el ideal de proyecto participativo: es de las palabras que más veces se repiten (165) fuera de las siglas del ponente ("partido" aparece 34 veces, "socialista" 155, "obrero" aparece 0 veces y "español" 265). Entrando en el contenido, podemos encontrarnos, por ejemplo:
      • (p.13) : "Pero España es, sobre todo, para nosotros, los ciudadanos y las ciudadanas que la viven, la trabajan, la conforman. De ahí que, por encima de cualquier otra cosa, busquemos la convivencia entre españoles; la convivencia segura, pacífica y tolerante entre españoles; la participación de todos, a partir del respeto a nuestro pluralismo ideológico, religioso, cultural, territorial... en nuestro proyecto común de convivencia."
      • Se hace especial hincapié en el capítulo "Una inmigración vinculada al empleo" (p. 37) al protagonismo de los agentes sociales en el proceso migratorio.
      • En el capítulo "Pensiones y Seguridad Social: Un sistema solidario sostenible" (p. 49, se expresa el deseo de una Seguridad Social "más cercana y transparente, con una mayor participación y que la ciudadanía tenga, en todo momento, el conocimiento exacto de sus derechos". Más adelante, en el apartado "Más participación social", dentro de la misma sección, desarrolla un poco esta idea cuando se dice: "fortaleceremos las relaciones con las organizaciones de pacientes y usuarios del Sistema Nacional de Salud estableciendo un cauce institucional de participación a través de la convocatoria semestral del Foro Abierto de la Salud y la articulación del Foro Virtual."
      • En el capítulo "Cohesión social: luchar contra la pobreza y la exclusión social" (p. 73) se propone "reducir la pobreza promoviendo la inclusión social activa". En una de las líneas para conseguir este objetivo se promete potenciar el "desarrollo de empresas de inserción y la colaboración entre Servicios Públicos de Empleo, los Servicios Sociales y las ONG."
      • En el apartado "La solidaridad con las familias: políticas sociales de apoyo" (p. 81), se propone "potenciar la participación social en el seguimiento y propuestas en materia de infancia y familia por parte del movimiento asociativo a través del Observatorio de la Infancia, el Consejo y el Observatorio Estatal de las Familias."
      • Ideas como la anterior se reproducen en todos los campos de la acción política: economía, educación, infancia, juventud, senectud, gestión de recursos naturales, etc.
    • Llegamos al apartado "Una democracia de calidad y participativa", dentro de la que ya hemos mencionado la parte de los medios de comunicación. Ahora nos centramos en la propuesta de reforma del parlamento bajo el título "Hacia un parlamento que conecte con las inquietudes de la ciudadanía". Aquí se dice:
      • "Conseguir una mayor sintonía del Parlamento con las inquietudes de la sociedad española, a través de la agilización de las iniciativas de control".
      • "Garantizar la irreversibilidad (...) de que el Presidente no se someta a preguntas de su propio grupo parlamentario y que acuda al Senado para responder a las preguntas de los senadores."
      • "Garantizar un Parlamento tecnológicamente avanzado y cercano a los ciudadanos y ciudadanas."
      • "Crear un 'Canal Ciudadano' en las webs del Congreso de los Diputados y del Senado, con buzón electrónico (...) y un foro virtual periódico de debate y sobre temas de actualidad."
      • "Abrir un debate sobre la 'iniciativa popular electrónica"
      • "Abrir nuevos y más eficaces cauces para que todos puedan plantear propuestas al Parlamento."
    • Más adelante se habla de la "Participación como ejercicio de ciudadanía". En este capítulo, se propone lo siguiente:
      • Elaboración del Libro blanco de la Participación Social y establecimiento de una Estrategia Estatal de Participación Ciudadana que, de manera transversal, introduzca elementos de participación social que abarque todos los ámbitos.
      • Creación de un Consejo Estatal de la Participación (...) que sea puerta de entrada de las organizaciones a la administración.
      • Adecuación de la ley de asociaciones, ley de fundaciones, ley del voluntariado y de subvenciones, entre otras estableciendo un nuevo marco normativo que les reconozca su papel constitucional como elemento de vertebración social, titulares de interés legítimo colectivo y les otorgue un sistema de financiación más estable y adecuado a sus necesidades.
      • Abrir más todavía a la participación ciudadana el proceso de elaboración de políticas públicas, incluida la producción normativa.
      • Promover un foro virtual abierto a toda la ciudadanía con el fin de que puedan presentar consideraciones y alegaciones en la elaboración de disposiciones de carácter general.
    • Los apartados siguientes hablan de crear nuevos canales de participación y transversalidad en los diferentes niveles de territorialidad de la administración española, siempre nombrando a los ciudadanos y ciudadanas en consonancia con el espíritu que estamos viendo en las demás propuestas. También se habla de la Alianza de Civilizaciones y de otras ideas fuerza de la diplomacia socialista, pero todo esto queda fuera del concepto de "participación" que estábamos buscando.
  6. Igualdad del voto
    • En el apartado "Sistema electoral" (p. 215) se arguye lo siguiente: "las reformas relacionadas con el sistema electoral siempre han de venir avaladas por el consenso, a poder ser, de todas las fuerzas políticas. Si se plantea un debate sobre su reforma, el PSOE buscará el consenso de todos, pero no consideramos conveniente convertirlo en un asunto de contienda electoral. Por ello, nuestras medidas van dirigidas exclusivamente a mejorar la participación de la ciudadanía, no a cambiar el modelo." La incidencia de esta cuestión en Internet es excesiva como para querer resumirla aquí (son 508.000 entradas en los últimos dos meses hablando de "PSOE" y "sistema electoral") así que permítanme suponer que en algunas de esas 500.000 se hace un comentario a propósito de lo anterior.
  7. Autocrítica
    • No es ninguna sorpresa que la palabra "autocrítica" no aparezca en un programa electoral. Más preocupante es que las únicas palabras de un socialista donde cabe la "autocrítica" aparezcan en el periódico Huelva Información el 11 de Marzo, bajo este titular: "El PSOE admite la necesidad de hacer 'autocrítica' tras el 9-M."
    • Aunque no tenga mucha relación, no me resisto a citar la introducción del capítulo "El capital humano: invertir en educación y conocimiento es invertir en progreso" (p. 134): "La educación es el instrumento más adecuado para garantizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, libre, responsable y crítica, que resulta indispensable para la constitución de sociedades avanzadas, dinámicas y justas. Para los socialistas, la educación es el primer factor de progreso individual y social. Su extensión a toda la ciudadanía, en condiciones de calidad, es el fundamento más sólido para construir una sociedad económicamente avanzada y cohesionada social y territorialmente."
  8. Valores democráticos
    • Hemos abordado el capítulo "Más democracia, más ciudadanía" del libro de propuestas cuando hemos hablado de los medios, de la participación y del sistema electoral. En este capítulo se describen las líneas políticas del PSOE cuando habla de reformar la normativa del Parlamento, extender la normativa de RTVE a otros medios públicos, crear una nueva circunscripción para todos los residentes en el extranjero, desarrollar la Ley de Igualdad y la Educación para la Igualdad, escribir el Libro Blanco de la Participación, seguir desarrollando el concepto de "laicidad" del Estado, fortalecer la Estrategia de Seguridad Nacional para España o reformar la política penitenciaria... en fin, podemos aceptar que la visión personal de la democracia que tienen los socialistas está plasmada en este programa, y que dentro de esta visión no está la sensibilidad de quien escribe, ya que en ningún momento puede interpretarse bajo líneas el temor o al menos la duda de si en democracia "vale todo", "todo es discutible", "todo es según se mire", "el fin justifica los medios" y en conjunto todas las preguntas que marcan la frontera entre la justicia y la barbarie.

Al analizar las propuestas contenidas en el programa del PSOE, uno se da cuenta de hasta qué punto su visión de la realidad está enfrentada con una visión utópica y partidista, dentro de la cual no existen esos problemas de los que hablaba el otro día. Para el PSOE, existe un proyecto de transformación social apoyado en cinco principios - igualdad, solidaridad, laicidad, participación y tolerancia - que para hacerse realidad debe acaparar los recursos del Estado y para cuya consecución deben eliminarse todas las trabas materiales y mentales. A primera vista, el evangelio socialista parece pretender la felicidad de las personas mullendo la almohada en la que reposan, como la madre que mima a sus hijos con absoluta dedicación; así se explica tanto afán solidario, tanto ímpetu progresista y la jovialidad de sus simpatizantes, enamorados de este mensaje y de su portavoz. Pero todo esto está muy bien para una secta - incluso para una religión organizada -, no para formar una facción democrática.

¿Cuál es el sentido de la democracia: cumplir los sueños de los líderes, o facilitar la realización de los de los ciudadanos? Ambas cosas no pueden darse a la vez, porque los recursos del poder son limitados: o se concentran en pocas manos o se dispersan de manera racional, pero no ambas cosas. España es la demostración de que en la democracia moderna se da la coincidencia de un conjunto de valores que ensalza a la ciudadanía al tiempo que el poder se mantiene en manos de los poderosos. Particularmente, pienso que a esto se le puede llamar de muchas formas sin necesidad de mancillar la palabra "democracia", que poco o nada tiene que ver con esa pantomima, pero vamos a lo que importa:

Cuando se reposa la digestión del programa electoral del PSOE y se observa bajo la luz de los nombramientos ministeriales - en forma y contenido - no queda más remedio que aceptar que ese concepto estético de la democracia es el que defiende y ha apoyado el PSOE desde la Transición, no sólo por falta de coraje o de oportunidad para cambiar las reglas, sino porque este sistema está montado para que predomine su visión particular de la política y para que su proyecto social pueda hacerse realidad. Dado que este proyecto no es compartido por todos los españoles y que su actitud respecto a los demás es de tolerancia o beligerancia, se colige que la formación de ministerios transversales como el de la Igualdad indica que el proyecto socialista ha subido un nuevo peldaño hacia la consecución final de su objetivo y que efectivamente observa los demás proyectos sociopolíticos desde una posición que le permite "perdonarles la vida" o "condenarles" a su antojo, que la mención a ideales democráticos, como la "participación" en su discurso, está inevitablemente cargada de ese espíritu bipolar necesario para garantizar el predominio de su visión y, por extensión, que, cuando los socialistas hablan de fraternidad, no pueden renunciar a su idea proselitista del mundo, que, cuando hablan de libertad, no pueden renunciar a su moralidad progresista y que, por lo tanto, el nihilismo, el relativismo, la laicidad e incluso la democracia no son más que medios dispuestos para el fin mayor.

¿Cuál es el fin mayor de los socialistas? Visto por un extraño, es como una muñeca rusa en la que las figuras interiores están reservadas a unos pocos elegidos; una perfecta deconstrucción de la Verdad en la que el último paso no es una muñequita pequeña y cerrada - quintaesencia del materialismo histórico -, sino el vacío que la rellena por dentro: una profunda Nada ocupada por el ego y el ansia infinita de poder. Esto no es democracia, y aunque algunas de las ideas enumeradas por los socialistas me enternecen e incluso me parecen justas, creo que de buenas intenciones como éstas se han construido avenidas en el infierno, que no es ningún lugar etéreo ni ajeno a esta dimensión, sino un sangrante espacio físico donde habitan personas a las que un cóctel de "pensamiento feliz" no les quita el sabor a tierra de la boca. Yo no quiero demagogia, sino democracia: no necesito que un político me convenza de que la felicidad es posible, sino que me demuestre que tiene el valor y la capacidad de construir un mundo más justo.

Actos contra la esclavitud infantil


16 de Abril Día Mundial contra la Esclavitud Infantil

En pleno siglo XXI asistimos a una de las situaciones más vergonzosas de nuestro tiempo: la ESCLAVITUD INFANTIL. Guerras, prostitución, explotación laboral, hambre, malos tratos….es el panorama de más de 400 millones de niños en el mundo cada día.

Los niños representan más del 10% del potencial de mano de obra estimado en más de 3.000 millones de personas. Los niños esclavos aportan, según las estimaciones más bajas, unos 13.000 millones de euros anuales al PIB mundial. En España, 2 millones de niños viven por debajo del umbral de la pobreza, de los cuales entre 500.000 y 1.000.000 se ven obligados a trabajar, abandonando el juego y la escuela, aunque nadie se ha preocupado de realizar y actualizar algún estudio serio sobre el tema.

Afirmamos, por tanto, que la esclavitud infantil es el mayor problema laboral y, por tanto, sindical en el mundo. Sin embargo, el sindicalismo internacional y los partidos políticos, incluidos los españoles, apenas se preocupan de tal cuestión. Para ellos la esclavitud infantil NO existe. La esclavitud infantil es un holocausto de dimensiones planetarias que va en aumento. Estamos profundamente implicados en ello. La política española, dentro de la de la Unión Europea, nos ha situado en el bando de los beneficiados. Los organismos internacionales coinciden en admitir que aumenta la esclavitud infantil, en número y en gravedad de las condiciones de explotación.

La esclavitud infantil se ha convertido en un instrumento de la guerra comercial internacional. Los niños y adolescentes forman el grupo laboral más vulnerable y desprotegido. Poderosas empresas multinacionales conocidas en todo el mundo- con producciones que van desde los automóviles y ropa de gran consumo hasta refrescos y zapatillas deportivas- utilizan a niños y niñas, mediante subcontrataciones en los países empobrecidos, para abaratar una mercancía que se vende en otros lugares y que esos menores nunca podrán disfrutar.

La abolición total de la esclavitud infantil será posible si luchamos y exigimos a mientras sindicatos y partidos políticos que se comprometan, a riesgo de que los poderosos les excluyan de sus presupuestos, contra el paro y la precariedad laboral impuesta a los adultos, contra los salarios de hambre, los contratos temporales y el acceso a los servicios sociales básicos. No pueden olvidar que sus propios datos confirman que más de 1.500 millones de trabajadores viven en el paro y la precariedad, con ingresos que no superan los dos dólares diarios por familia.

Una idea sobre nuestro sistema político - II

El otro día expuse en un artículo larguísimo cuál era mi opinión sobre los problemas del actual sistema político español. Traté de clasificar estos problemas en cuatro categorías: aquellos problemas con los que tenemos que aguantarnos porque su cambio no depende de nosotros, aquellos que son inabordables para la ciudadanía española, aquellos que resultan decepcionantes por la impotencia para poder arreglarlos y aquellos donde se está abriendo el frente de reivindicación de los nuevos movimientos políticos: la reforma de la ley electoral y la legalidad de las maniobras partidistas en torno a los estatutos y la ley de partidos.

En esta segunda parte, antes que analizar las iniciativas en marcha, quiero hacer una parada en el camino y recordar el Discurso del Método de Descartes, para considerar las precauciones que el genial francés tomó antes de enunciar su inmortal discurso y ver en qué pueden serme útiles en mi propósito. Una vez hecho esto, el artículo queda abierto para tratar las iniciativas que conocemos y me gustaría que aquellos que quisieran incluyeran su propia experiencia y opinión al respecto.

Cuando todavía está delineando el marco de su ensayo, Descartes expone el método que va a emplear para conducir su razonamiento. En la segunda parte del Discurso, dice así:

"... Llegué a persuadirme de que no es verdaderamente probable que un particular se proponga reformar un Estado cambiándolo desde los fundamentos, y derrocarlo para reconstruirlo; ni tampoco reformar el cuerpo de las ciencias o el orden establecido en las escuelas para enseñarlas; pero que, respecto a las opiniones a las que hasta entonces había dado crédito, yo no podía hacer nada mejor que emprender de una vez la tarea de retirarles ese crédito, a fin de darlo después a otras mejoras, o a las mismas, cuando las hubiese ajustado al nivel de la razón."
De partida, debemos admitir nuestro limitado papel en el transcurso de la historia, siempre que queramos comportarnos como ciudadanos libres e independientes. Aquel que pretende imponer su proyecto sobre un Estado es, en el fondo, un tirano. Para conseguir la democracia, ¿tendremos que pasar por una tiranía?

Hay más: ¿A qué precio se consigue el poder para reformar un Estado a nuestro antojo? No hablamos sólo de oro, sino de sangre; todo siempre en el ámbito de lo puramente especulativo, porque, no nos engañemos, ningún españolito de a pie es capaz, por más poderoso que sea el veneno de sus argumentos, de convencer ni a su quiosquero cuando de política se trata.

Descartemos esta idea, pero abracemos esta otra con fuerza: no podemos hacer nada mejor que juzgar lo que tenemos a nuestro alrededor, y esforzarnos por retirarle el crédito que no se merece. Es decir: esforzarnos en llamar a las cosas por su nombre.
"Los grandes cuerpos políticos de los Estados son muy difíciles de levantar, una vez abatidos, e incluso de sostener, si es que se bambolean, y sus caídas han de ser necesariamente muy duras. Además, por lo que se hace a sus imperfecciones, si es que las tienen, y su misma diversidad nos asegura ya que algunos en efecto las tienen, la costumbre, sin duda, las ha endulzado mucho, e incluso ha evitado algunas o ha corregido insensiblemente no pocas que la prudencia no habría podido remediar igual de bien. (...)

Por todo esto, no puedo aplaudir de ninguna manera a esos hombres de confuso e inquieto carácter que, sin ser llamados por su nacimiento ni por su fortuna a la administración de las cosas públicas, no dejan de hacer siempre de éstas, en idea, alguna nueva reforma. "
Podríamos pensar que Descartes es un reaccionario por estas palabras, pero no hay más que leer su obra para comprender hasta qué punto sus planteamientos son un chorro de libertad. Era un hombre extremadamente sensato y con una lucidez envidiable, que, muy seguramente, prefería curarse de la censura y de los ánimos exaltados antes de correr la suerte de otros de su tiempo. Descartes no critica el genio de Montesquieu, sino la mediocridad de Godoy, y dice algo de una elocuencia innegable: las crisis hacen daño y el tiempo todo lo pule.

En nuestra situación, nos encontramos con que la costumbre no es capaz de maquillar las imperfecciones del Estado, quizás porque éste está en manos de esa gente de carácter confuso e inquieto que por méritos o capacidad no deberían dedicarse a la administración de las cosas públicas. Este Estado nuestro se agita como un puente mal construido, porque la mediocridad de sus rectores les obliga a hacer reformas donde no son necesarias para justificarse, porque su torpeza hace que el sostenimiento del Estado parezca caro e injustificado, porque a veces nos parece incluso que la casa se nos viene abajo, o que nos faltan paredes para protegernos de la injusticia. Podemos consolarnos pensando, como piensan 20 millones de españoles, que, después de todo, es el menos malo de los mundos conocidos, pero, aún con esto, esta realidad y sus artífices no se merecen nuestro aplauso.
"... Ya en el colegio había aprendido que no es posible imaginar nada tan extraño e increíble que no haya sido dicho por alguno de los filósofos, y habiendo reconocido después, en mis viajes, que todos los que tienen opiniones contrarias a las nuestra no son por eso bárbaros o salvajes, sino que muchos hacen tanto o más uso de la razón, y habiendo considerado como un mismo hombre, con su mismo espíritu, criado desde la infancia entre franceses o alemanes, se hace diferente de lo que sería si hubiera vivido siempre entre chinos o caníbales, y cómo, hasta en las modas de nuestros vestidos, lo que ha agradado hace diez años, y acaso nos agradará otra vez de aquí a diez años más, parece ahora extravagante y ridículo, de manera que lo que nos persuade es la costumbre y el ejemplo, más bien que un conocimiento cierto, y que, sin embargo, la multitud de votos no es una prueba que valga cuando se trata de verdades un poco difíciles de descubrir, porque es más verosímil que las haya encontrado un hombre solo que todo un pueblo, yo no podía escoger persona alguna cuyas opiniones me pareciesen preferibles a las de los otros, y me vi obligado a emprender yo mismo la tarea de guiarme."
Ciertamente, debemos asumir una posición humilde para empezar: ni nuestras ideas son únicas, ni nuestras circunstancias son excepcionales, ni debemos esperar que nuestras propuestas sirvan para la eternidad. Por lo tanto, más nos vale alejarnos de quien se arroga de una autoridad inmerecida para aleccionarnos, o se sube al púlpito para moralizar sobre nuestras bajezas, o quien nos quiere vender el remedio contra todos los males. En general, vamos a dejarnos de tonterías y de engañarnos a nosotros mismos, pensando que podemos ser aquello para lo que no hemos nacido. En particular, si nos revienta que alguien quiera suplantar nuestra conciencia, evitemos ser la conciencia del pueblo o los salvadores de la patria.
"Todo eso fue causa de que yo pensase que era preciso buscar algún otro método que, comprendiendo todas las ventajas de aquellos (...) estuviese libre de sus defectos. Y como la multitud de leyes proporciona muchas veces excusas a los vicios, de manera que un Estado está mucho mejor regido cuando tiene pocas de ellas, pero muy estrictamente observadas, así, en lugar del gran número de preceptos de que se compone la lógica, yo creí que tendría bastante con los cuatro siguientes (...)
  • Fue el primero no aceptar nunca como verdadera ninguna cosa que no conociese con evidencia que lo es; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios nada más que aquello que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu que no tuviese ocasión alguna de ponerlo en duda.
  • El segundo, dividir cada una de las dificultades que examinare en tantas partes como fuera posible y como requiriese su mejor solución.
  • El tercero, conducir por orden mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden naturalmente.
  • Y el último, hacer en todo enumeraciones tan completas y revisiones tan generales que adquiriese la seguridad de no omitir nada."
Con esto ya está todo dicho. Lo siguiente es ver lo que tenemos a nuestro alrededor.

Tocando tierra...



Un joven anónimo vuelve a casa después de un día agotador.

La aguja del depósito se acerca peligrosamente a la marca colorada, pero todavía no se ha encendido el piloto. Enfurecido, acelera el coche y sube la marcha; llega a cuarta por una carretera atestada de autobuses, ciclistas despistados y gente de vuelta del Ikea, bombeando estrés por la carótida. El semáforo se cierra ante sus narices y tiene que frenar el coche de un golpe. De repente, ocurre el milagro: la aguja se mueve hacia arriba, como si un galón de gasolina acabara de materializarse en el depósito casi vacío. Le recorre el cuerpo una sensación de alivio. El engaño ha tenido el efecto deseado; por un momento, llega a enajenarse de la realidad y acompaña con los dedos sobre el volante una canción machacona de la radio.

El semáforo se pone en verde, aprieta el acelerador y hace crujir la vieja caja de cambio. Desde fuera, un transeúnte ve cómo el coche responde con un lastimoso empuje y deja escapar un tosido por el tubo de escape, envuelto en virutas de humo gris venenoso. Otra vez la dichosa aguja se está precipitando al vacío. La angustia aparece de nuevo; no teme porque el coche se quede sin gasolina: teme porque, al llegar al siguiente semáforo, no tenga suficiente para su dosis de autoengaño.

Avanza a trompicones, increpando al señor que arrastra su coche a un ritmo senil delante suya. El muy cretino se ha dejado puestas las luces de emergencia y éstas le provocan descaradamente. Está atrapado en una marea de coches agitados, aporreando el claxon para apremiar al resto, como si fuera un chaman agitando los huesos para traer la lluvia. Las calles no son arterias: las calles son venas: llevan de vuelta los coches a sus hogares, cargados de veneno, moviéndose pesadamente por avenidas llenas de polvo y obras interminables, como heridas mal curadas de un cuerpo enfermo.

Una luz roja le devuelve a la realidad: es el piloto del depósito. Todavía está a tres manzanas de su casa, pero el coche aguantará. En su mente se mezclan ideas absurdas sobre conducción económica que cree haber leído alguna vez, quizás cuando se sacaba el carné. No sabe hasta qué punto recuerda las patochadas del manual o son invenciones propias, reflejo de una necesidad imperiosa de aparcar el coche y de que, al llegar la mañana siguiente, tenga al menos 10 euros y la gasolina suficiente para llegar al surtidor.

"Quedan unos días para cobrar. ¿De dónde voy a sacar el dinero?", se pregunta. Piensa: "Igual podrías coger el autobús, o ir a patas", pero enseguida descarta la idea y masculla. El cerebro se ríe a nuestra costa.

Qué difícil es desprenderse de las comodidades.

El trayecto se va terminando. Hace las últimas calles más tranquilo, observado por la luz roja del piloto. Casi no le importa: ha conseguido el propósito de llegar a casa un día más. Mañana será otra historia.

Carpe diem, siglo XXI. Suena como un poema de Quevedo.

Tocando tierra, caído con todas las promesas falsas, toda la arrogancia suspendida en engaños. Caído al suelo de rodillas, abandonado por todos.

Todos los que vamos con él lo vemos. Unos lo ven mal y otros lo ven peor. Lo que no vemos es que también nosotros estamos postrados ante la realidad. Quizás hoy nos sirva la excusa de la gasolina. Pero ¿cuánto tiempo más?

No se puede decir mucho más. La vida es muy dura y no se puede vivir eternamente del cuento. La culpa, desde luego, no es de los cuentistas, sino de quienes les dimos pábilo.

Si me hubieran los miedos sucedido
como me sucedieron los deseos,
los que son llantos hoy fueran trofeos:
¡mirad el ciego error en que he vivido!

Con mis aumentos proprios me he perdido;
las ganancias me fueron devaneos;
consulté a la Fortuna mis empleos,
y en ellos adquirí pena y gemido.

Perdí, con el desprecio y la pobreza,
paz y el ocio; el sueño, amedrentado,
fue en esclavitud de la riqueza.

Quedé en poder del oro y del cuidado,
sin ver cuán liberal Naturaleza
da lo que basta al seso no turbado.

Sentada en la Pza. San Francisco

VOCES es una plataforma ciudadana surgida de un grupo de voluntarios con larga trayectoria en el acompañamiento a Personas Sin Hogar.

El sinhogarismo constituye una de las formas más extremas de exclusión social. Quienes duermen en la calle se enfrentan cotidianamente a la inseguridad frente a las agresiones y a un grave deterioro físico y psicológico. En la ciudad de Sevilla hay más de 300 Personas Sin Hogar. Periódicamente, la muerte de alguno de ellos, como la ocurrida en fechas recientes en la Plaza de la Encarnación, pone de relieve esta situación.

VOCES promueve la participación ciudadana para derribar prejuicios y denunciar una realidad ante la que no podemos permanecer indiferentes.
El pasado día 22 de Enero, VOCES entregó a la Delegada de Igualdad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Sevilla un escrito en el que se solicitaba que no cerrara sus puertas el refugio para Personas Sin Hogar instalado provisionalmente en la Sala Guadalquivir, tal como se había previsto al final de la Campaña contra el Frío. En dicho documento, se proponía prorrogar este recurso mientras no abriese un albergue de baja exigencia que pudiera hacerse cargo de sus funciones de forma permanente. Esta petición fue acompañada por más de 200 firmas de ciudadanos, voluntarios de distintas ONGs e, incluso, de usuarios de la citada Sala, que quisieron dejar testimonio de su interés personal en la iniciativa. Definitivamente, el domingo 17 de Febrero, el dispositivo de la Sala Guadalquivir fue clausurado. Bienestar Social ha declarado su intención de abrir un centro de atención para los “sin techo” en un inmueble de propiedad municipal situado en el Paseo Juan Carlos I, junto al Puente de la Barqueta. Sin duda, esta actuación contribuirá a reducir de manera considerable el número de personas que se ven obligadas a dormir por las noches en las calles de Sevilla. No obstante, no se puede olvidar que este proyecto de refugio tardará aún varios meses en estar debidamente acondicionado. Hasta entonces, el colectivo Sin Hogar se verá privado del servicio que se les había venido proporcionando y decenas de ellos se verán obligados a pernoctar de nuevo a la intemperie. Para las Personas Sin Hogar todas las noches son de emergencia.

Por lo anterior, solicitamos:
1. La reapertura del refugio habilitado en la Sala Guadalquivir, prolongando su actividad hasta que no se ponga en marcha un albergue permanente de baja exigencia que cumpla el mismo objetivo.

2. Que dicho refugio sea dotado de más medios materiales y humanos para asegurar un servicio digno a sus usuarios. VOCES defiende que estas medidas son la mejor manera de saldar la deuda de la ciudad de Sevilla con las Personas Sin Hogar. No se trata solamente de un deber moral o humanitario, sino una exigencia legal: la Ley de Bases del Régimen Local de 1985 otorga a nuestr municipio competencias en servicios sociales.

VOCES considera legítimo reclamar de forma activa una respuesta de la Administración Local. Siempre desde la reflexión previa y sin abandonar nunca el más estricto civismo. Os invitamos a entrar en contacto con nosotros y, si lo estimáis oportuno, participar juntos en las actuaciones que hemos previsto para los días 2, 3 y 4 de Abril.

Agradeciendo vuestra atención, recibid un saludo cordial.

Antonio Lora
Presidente de voces contra la exclusión Sevilla.

Una lección por aprender

José Ortega y Gasset

PARA LOS NIÑOS ESPAÑOLES

El porvenir de España depende enteramente de vosotros los niños españoles. Y dentro de vosotros, niños españoles, depende enteramente de que aprendáis o no aprendáis una cosa. ¿Sabéis cuál? Esto que habéis de aprender y cultivar en vosotros exquisitamente, niños españoles, es lo que en mayor grado faltaba a nuestros padres y nuestros abuelos.

¿Sabéis qué es? ¡Ah!, una cosa que parece muy sencilla. Esta: distinguir entre personas.

No ignoráis que con el ejercicio y el adiestramiento consigue el hombre perfeccionar incalculablemente su capacidad de distinguir. El pintor llega a notar la diferencia entre colores que a los demás parecen iguales. El músico distingue las más leves divergencias entre los sonidos. Para el que es catador de vinos, como lo fue el padre de Sancho Panza, no hay dos vinos iguales.

La palabra “sabio” significó en un principio el que distingue de sabores.

Pues bien, la vida de una sociedad y más aún la de un pueblo depende de que sus individuos sepan bien distinguir entre los hombres y no confundan jamás al tonto con el inteligente, al bueno con el malo.

Mirad: a la hora en que escribo esto para vosotros hay en España, desgraciadamente, muy pocos hombres inteligentes y de corazón delicado. Solo esos hombres puros, espirituales, profundos y nobles podrían mejorar a la patria. Pero no logran que se les atienda. Porque los españoles que ahora forman nuestra sociedad no saben distinguir entre hombres y, acaso de buena fe, creen que son inteligentes los que son más necios, que son buenos los que son más farsantes. Ya sabéis que hay enfermos de la visión los cuales ven grises los objetos azules.

Una cosa parecida nos acontece hoy a los españoles: padecemos una perversión del juicio sobre personas. Se juzga inteligentes a esos vanos charladores que llaman “políticos”. Se cree que es buen poeta, buen novelista, buen profesor el que más lugares comunes dice, el que mejor halaga al público repitiendo las tonterías que este pensaba veinte años hace. Y en tanto los mejores, los que verdaderamente valen son poco conocidos, nadie les hace caso o, tal vez, se les combate en todas formas.

¿Veis cuán importante seria que vosotros llegaseis a la madurez con una exquisita sensibilidad para distinguir entre el valer verdadero y el falso?

A este fin yo os recomendaría, entre otras, cuatro reglas o criterios:

1 - No hagáis nunca caso de lo que la gente opina. La gente es toda una muchedumbre que os rodea en vuestra casa, en la escuela, en la Universidad, en la tertulia de amigos, en el Parlamento, en el circulo, en los periódicos.
Fijaos y advertiréis que esa gente no sabe nunca por qué dice lo que dice, no prueba sus opiniones, juzga por pasión, no por razón.

2 - Consecuencia de la anterior. No os dejéis jamás contagiar por la opinión ajena. Procurad convenceros, huid de contagios. El alma que piensa, siente y quiere por contagio es un alma vil, sin vigor propio.

3 - Decir de un hombre que tiene verdadero valor moral o intelectual es una misma cosa con decir que en su modo de sentir o de pensar se ha elevado sobre el sentir y el pensar vulgares. Por esto es más difícil de comprender y, además, lo que dice y hace choca con lo habitual. De antemano, pues, sabemos que lo más valioso tendrá que parecernos, al primer momento, extraño, difícil, insólito y hasta enojoso.

4 - En toda lucha de ideas o de sentimientos, cuando veáis que de una parte combaten muchos y de otra pocos, sospechad que la razón está en estos últimos. Noblemente prestad vuestro auxilio a los que son menos contra los que son más.

Editorial Hispano-Americana. Reus, 1928

Comentario personal: 1928 - 2008: son 80 años sin querer enterarnos... es como p'a darnos de comer aparte.