Orgullo herido de ciudadano

Magnífico comentario de un tal sonweb, en respuesta al último artículo de McCoy en El Confidencial. Reflejo del orgullo herido de muchos ciudadanos y, en mi opinión, anticipo de algunas de las cosas que van a pasar en este país como el paro siga creciendo al ritmo actual.
Ningún sindicato, ningún partido, ningún emporio mediático, podrán evitar que tarde o temprano la gente sufridora, que los ciudadanos machacados salgan a la calle aporreando cacerolas.

Dentro de muy poco, una ola de angustia barrerá todos los decorados, será imparable, logrará tumbar al monigote y a la infame corte que se encaramó al poder tras el 11-M. Entonces, sobre ella, querrán surfear los de siempre, se pondrá a la vanguardia el demagogo insustancial, el rico impostor, el sindicalista manso, el artista subvencionado, el héroe cobarde, el intelectual silente, el funcionario siestero, el nacionalista rompe patrias....

Todos querrán volver a cabalgar al pueblo; a esa masa de millones de afligidos a los que se les están derrumbando la casa y los sueños; a esos ultraexplotados por la publicidad y la propaganda que se han reventado a trabajar para construir la orgullosa riqueza de otros. Querrán volver a encauzar la desesperación de tanto desesperado contándole los mismos cuentos de siempre, volverán a acariciarlos el lomo con sus promesas y pondrán ante sus ojos el regalo de otra mentira.

Yo ya he visto el hambre en mi calle. Ha regresado la caridad de países lejanos para llenar la tripa de mis vecinos y de vergüenza la honra de los que nos desgobiernan. Ahora; para comprar el pan se recogen y cuentan los céntimos que antes tirábamos; ahora se rebusca en las mejores basuras, dentro de poco se rebuscará en todas las basuras.

Toda causa tiene su efecto y todo efecto tiene su causa. No pretendan evaporar su responsabilidad los responsables porque el ciudadano no perdona ni olvida cuando se ve obligado a cerrar por última vez la puerta de lo que fue su hogar y en su mano siente el peso de la limosna. Los especuladores y envanecidos financieros, los avariciosos y envanecidos empresarios, los poderosos y envanecidos políticos, los pastores envanecidos de los medios, los envanecidos pseudos subvencionados, el dócil sindicalista envanecido; a todos se os pedirán cuentas muy pronto.

Podéis construir disneysland en cualquier sitio pero nosotros no podemos vivir ahí. Habitamos la realidad, esa que cada día parece más triste, más fea, más pobre e insegura gracias a vosotros; gracias sobretodo a ti, Rodríguez Zapatero.
En este momento tan duro, todo mi apoyo y solidaridad a las personas que sufren y que tienen necesidad, y un mensaje de ánimo para todos los que pasan por dificultades y se preocupan por el futuro. Estoy convencido de que, unidos, seremos capaces de superar cualquier dificultad, con el cariño de los sensibles, la visión de los anticipados, el aplomo de los capaces y el tesón de los fuertes. Hoy, más que nunca, vale aquel dicho popular de "dejad que los políticos sigan discutiendo, que ya levantaremos nosotros este país".

A rey muerto, rey puesto

Creo que la inmensa mayoría de los andaluces reconoce sin complejos el avance experimentado por Andalucía en todos estos años y está tan lejos del catastrofismo y el tópico como del conformismo y la complacencia. Ni lo uno ni lo otro encontrarán en mí como candidato, ni en mí como Presidente, si merezco la confianza de esta Cámara.

José Antonio Griñán

Los andaluces estamos de enhorabuena por el nombramiento de nuestro nuevo presidente autonómico, José Antonio Griñán, así como por la designación - hoy mismo - de las personas que compondrán junto a él nuestro gobierno.


La película de los acontecimientos va tan deprisa que cuesta recordar que hace quince días estuviéramos de Semana Santa y que el que fuera nuestro presidente autonómico durante dos décadas se despidiera de nosotros con un parco mensaje paternalista ("dejo Andalucía en buenas manos"), oligárquico ("le recuerdo que los presidentes los eligen los parlamentos") y servil ("Mi partido no siente vértigo por la sucesión, el que siente vértigo soy yo"). Pero no importa. Total, como no contamos para elegir presidentes ni somos las manos que van a levantar esta tierra de la crisis, lo que nos corresponde es actuar como lo que se espera de nosotros. A rey muerto, rey puesto y arreando, que la semana que viene es Feria.

A propósito del nuevo rey, la prensa ya se ha encargado de glosar sus virtudes y de sacar punta al acontecimiento singular que estamos viviendo y que está pasando de puntillas por la opinión pública (quizás porque ya hemos perdido la sensibilidad frente a todo lo que venga de la política). Hablando en serio, no quiero juzgar a este hombre, ni negarle el beneficio de la duda. Al fin y al cabo, José Antonio Griñán es sólo una marioneta del poder; para unos, ocupa un puesto de reemplazo y, para otros, de transición... en cualquier caso, ocupa un puesto del partido. Partiendo de la base de que no es un presidente al uso, que haya ganado unas elecciones ni se haya sometido al juicio del sufragio universal, lo que tenga de bueno este nuestro flamante presidente, tendrá tiempo para demostrarlo. Lo que tiene de malo ya lo sabemos todos y, por lo visto, no le quita el sueño a nadie.

Así es Andalucía (así somos los andaluces). Después de 25 años, es imposible decir dónde empiezan las instituciones y dónde acaba el PSOE, como es imposible calcular el coste de reemplazo que supondría un cambio del signo político en la mayoría parlamentaria (suponiendo que tal cosa fuera posible). Andalucía es y será el PSOE por mucho tiempo, y en esa realidad terrenal - casi atemporal -, en este Camelot progresí, el rey Griñán ha sido aupado por un antojo del guión, una trampa del destino llamada "crisis". Este trileo de nombres y cargos que ha hecho presidente a José Antonio es - hay que reconocerlo - una jugada política maestra. Lo es porque, a pesar de dejar al descubierto las tripas de la partitocracia, José Antonio Griñán es presidente por un trampantojo y los andaluces sólo quedamos para celebrarlo. Qué andaluz, al cabo de 19 años de Chaves, no siente un poco de alivio con su marcha.


En Andalucía vivimos en una singularidad de la partitocracia, llevada al extremo del virtuosismo burocrático y la exasperación civil. Como una especie de sublimación del sistema, vivimos en una epifanía cotidiana del progresismo cañí. Sin poder evitarlo, se ha ido decantando un espíritu de desinterés e inmadurez generalizado, al tiempo que se han ido drenando las iniciativas independientes, se han ridiculizado planteamientos libres y transversales y, al fin, todo ha sido posible con la anuencia del respetable.

Si hay algo de doloroso en toda esta triste historia es que Andalucía se ordena por un Estatuto que cuenta en términos absolutos con la confianza de 4 de cada 10 andaluces y será dirigida en tiempos de crisis por un hombre que, a pesar de sus buenas intenciones y su preparación, depende del Partido y no está obligado a servir a los andaluces porque no les debe su cargo, pero la masa social que legitima este régimen de cosas sigue siendo mayoritaria.
Esta tarea de hacer que la percepción de Andalucía coincida con la realidad de nuestros ciudadanos exige que el protagonismo sea precisamente de ellos. La Junta de Andalucía es un instrumento al servicio de los hombres y mujeres de nuestra comunidad. De todos ellos y de todas ellas, porque mi gobierno, que lo será por, y con, el apoyo del partido socialista y que ha de encargarse de hacer efectivo su contrato electoral, gobernará para todos y pondrá siempre las instituciones de gobierno a su servicio. De los que votan socialista y de quienes no lo hacen.
Faltaría más, José Antonio, rey de los andaluces.


Feliz cumpleaños, profesor

Al margen de los reconocimientos oficiosos y del trasiego periodístico, ayer fue un día memorable para Don Jesús Neira. Tampoco quiero entrar en la importancia del hecho, porque se explica por sí mismo. Que este Ciudadano siga con vida para poder contarlo es un regalo suficiente para los que no participamos de su privacidad.


Que lo disfrute usted y que le vengan muchos más, profesor.