Bueno. Parece que por fin podemos volver a hablar de política sin necesidad de acabar hablando de "a quién vas a votar", así que me siento un poco más animado. Sobre todo, porque veo actividad en los compañeros y eso me invita a desperezarme.
No quería abandonar el tema sin hacer un pequeño apunte personal. Me había empapado de muchos artículos de análisis en clave electoral y periodístico (en definitiva, en clave de poder) y me parecían interesantes lpor ejemplo los de Zarzalejos en estrelladigital (con todo su dardo de rencor) y de Ricardo Rodríguez en El Semanal Digital. También había encontrado algunas páginas cercanas con buen material para tratar el asunto (mi siempre amiga Voto en Blanco hace un análisis interesante, y en Democracia y Unidad leo un artículo muy interesante por la perspectiva del narrador en los acontencimientos que suceden a la derrota del PP en las elecciones. Sin embargo, me voy obligado a hablar en pasado, porque mi compañero Paha Sapa me ha robado el artículo. Sobre todo, me quedo con sus conclusiones:
Otra cosa también sé: los sesudos análisis carentes de alma no enamoran. Son inútiles. Debe pues buscarse un sistema capaz de enamorar y de servir. Una propuesta que fuerce a los partidos no totalitarios a su suicidio como tales por el bien de la libertad de todos. Porque será la fuerza de los ciudadanos, únicos e individuales, pero unidos por un objetivo común de tener un marco para ejercer su derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad quien debe de torcer su brazo.Poco más puedo aportar yo a semejante montaña de información, o mejorar en algo opiniones tan valiosas. Tan sólo puedo apuntar mis sensaciones personales, muy brevemente:
- No somos los primeros pardillos ni seremos los últimos. Otros muchos vinieron antes con una cara bonita y buena estrella y nos robaron la cartera, perro no se rompió nada que no pudiera arreglarse y sobre todo: una y no más. También muchos vinieron ofreciendo el oro del moro y lo que hicieron fue llevárselo calentito; la vida siguió su curso, llevándose con ellos a los indecentes y dejando el inevitable sabor amargo de la experiencia. Cabe hacerse dos preguntas: ¿Cuántas decepciones hay que sufrir para renegar del amor? Que es distinto de: ¿Cuántas decepciones hay que sufrir para dejar de ser gilipollas? A mí con una me ha sobrado.
- No estamos solos. Somos una barbaridad de gente los que estamos cansados de este sistema. Otra cosa es que todos busquemos lo mismo. Sólo sumando los votantes en blanco, los votos de partidos por un voto en blanco computable, los de partidos pequeños con mensaje regenerador y un 1% (!) de los abstsencionistas, somos más de 700.000 ciudadanos, es decir, las bases del mayor partido que hay en España.
- El voto es sólo el principio. Ni las elecciones han marcado una discontinuidad en la vida política del país ni con el voto nos hemos descargado de nuestra responsabilidad como ciudadanos. Ahora toca darle contenido al voto: si el mío a sido rosa, blanco, azul, verde, rojo, naranja, insustancial, ausente, útil, anti-PP, anti-PSOE, o lo que sea, mi compromiso es mantener mi decisión y actuar en coherencia con aquello que me ha movido a tomar dicha decisión.
- Empieza a cuajar la idea de que ESTO no es una democracia. Bien. Entonces va siendo hora de hacer pedagogía democrática.
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